ENTREVISTA

PAZ DEL PERCIO: «QUIERO PENSAR QUE ESTOY LEYENDO COSAS BUENAS»

En Instagram es Samurai de ensaladas. Le dicen Samuel porque una vez propuso hacer un canje y así la llamó erradamente la persona que se lo negó. Compartió el mensaje y ahora es su sobrenombre cariñoso. Baila, cocina, arenga desde las redes, publicó dos libros y, cuando tiene tiempo, también lee.

POR: MARÍA PAZ TIBILETTI

“Yo te enseño a cocinar más fácil, más rico y punto”, dice Paz Del Percio, más conocida como Samurai de ensaladas. Ese es el nombre de su cuenta de Instagram en la que comparte recetas de alimentación vegana y donde la siguen casi 130 mil personas. Estudió teatro, danza, canto, dramaturgia y por estos días cursa la carrera de Nutrición. A la hora de la literatura, se define como una lectora «medio vaga”, pero dice que le gusta meterse de lleno cuando encuentra algo que realmente le gusta.

Ese mismo ritmo fue el que la llevó de las clases de baile que dicta desde 2013 a combinar sabores y colores en Samurai de ensaladas, un proyecto que surgió casi por casualidad hace tres años al calor de las redes sociales y que desde entonces no para de crecer. “Un día puse en Twitter si querían que compartiera recetas de ensaladas y un montón de gente se copó. Yo estaba laburando en teatro autogestionado y era siempre remarla demasiado. Con esto pasó todo lo contrario, empezó a funcionar muy bien de entrada y, después de tener una mini crisis, me di cuenta que la cosa iba por acá”, cuenta.

A pesar de no ser cocinera, y aun sin proponérselo, logró convertirse en referente de la comida vegana. En 2019 publicó su primer libro, La movida del vegano. Guía de consejos prácticos para veganes, vegetarianes y todxs lxs demás. “Nunca me interesó cocinar y, de hecho, creo que Samurai funciona porque incluso ahora tampoco me interesa mucho. A mis recetas las hacés en diez minutos, son súper fáciles. Es cocina para gente que no cocina”, explica. Lejos de los estereotipos y las vidas perfectas de Instagram, Paz se destaca en el scroll infinito de poses y filtros por la frescura de sus contenidos, ya sea con consejos de cocina o desde su otro proyecto, Entrenamiento Samurai, en el que propone rutinas de baile “para moverte en cuarentena”.

—¿Cómo surgió el proyecto de publicar un libro?
—Fue una propuesta de una amiga que trabaja en la editorial ABRE Cultura. Nos juntamos, me encantó como laburan y se dio así. Fue algo cero buscado. Me gusta tener la experiencia del libro. A mí me divierten las redes, no soy una persona que te va a decir que antes todo era mejor, pero sí creo que sentarte a leer un libro que esté bueno, que te vaya transportando, que te aporte información, con fotos, con colores, está buenísimo. La movida del vegano es una experiencia única y me copa haber contribuido a que la gente viva eso con algo que me interesa tanto como la alimentación y el veganismo.

—¿Por qué creés que gusta tanto lo que hacés?
—Es raro hablar de lo que una hace, pero pienso que es porque a mí no me va para nada la bajada de línea. No me siento mejor que nadie ni mucho menos. No creo que lo que yo propongo sea mejor que otras cosas que hay sobre el tema. Me parece que hoy cualquiera al hablar de cualquier cosa te baja línea y te mete otros temas: feminismo, política, etcétera. Y son cosas que me re interesan, pero me agobia que las metan en cualquier lado. En Samurai de ensaladas yo te enseño a cocinar. Y, sí, te explico por qué hago eso, pero te propongo comer más sano sin ponerme demasiado pesada. Yo tomo Sprite y como papas fritas de paquete, no te voy a decir que sos un imbécil si te comés unas papas fritas de paquete o tomás Sprite. Me parece que ese equilibrio es necesario y está bueno. Creo que algo de eso también hace que funcione.

—¿ La movida del vegano tuvo la recepción que esperabas?
—Sí, porque ya mientras lo armábamos me daba cuenta de que estaba buenísimo. Además, no hay muchos libros de alimentación vegana en la Argentina. Al menos, no uno así como el mío, que te cuente todo lo que tenés que saber si querés comer de esta manera, con una mezcla de recetas y textos. Me parece que en La movida del vegano hay tantas boludeces graciosas como información re importante. Y estoy muy contenta con cómo quedó en ese sentido. Así que me imaginé que iba a funcionar, que a la gente le iba a gustar.

—¿Cómo es tu experiencia con la lectura?, ¿necesitás fotos y colores también?
—Aprendí a leer cuando era muy chica. Mis viejos son muy lectores, así que este hábito siempre estuvo incorporado en mi vida. No recuerdo cómo era antes de aprender a leer o cuál fue mi primer libro porque incluso antes de poder hacerlo sola, mis viejos ya me leían mitología griega o cosas así, pero soy una lectora normal. No soy una persona que siempre esté leyendo algo porque laburo y estudio mucho, entonces no siempre tengo el hábito de de la lectura. Leer es algo hermoso, pero para meterme de lleno a prestar atención necesito un estado de ánimo. En lo más cotidiano tal vez tengo más ganas de boludear en Twitter. Así que hay períodos donde no toco un libro, pero cuando tengo tiempo, por ejemplo en vacaciones o cuando no estoy cursando, leo mucho. 

—¿Qué tipo de lectora sos?
—Quiero pensar que estoy leyendo cosas buenas y sentir que mi recorrido de lecturas es importante. Cuando llego a un libro espero que esté bueno. Si pasa eso, me encanta y lo requete leo. Pero después, ya está. Mis lecturas no tienen mucha conexión entre sí.

—¿Qué te gusta leer?
—Soy medio vaga, así que todo lo que implique un esfuerzo me cuesta y lo termino dejando. Cuando estudiaba teatro tuve que leer un montón a Shakespeare, por ejemplo, y ese tipo de cosas no me resultan. Entiendo su importancia, puedo ver lo que tiene de sarpado, pero a la hora de sentarme a leer, me aburre. Tampoco me gusta leer cuentos porque siento que cuando te enganchaste, ya está, se terminó. Lo que sí me gusta son las novelas, y cuanto más largas mejor. Porque me copa leer algo que me gusta y meterme un montón en ese mundo. Igual, no cualquier novela. Ponele, los best seller y ese tipo de libros que la gente lleva a la playa para pasar el tiempo a mí no me llaman la atención. Tengo que sentir que lo que estoy leyendo está bueno, que está bien hecho, bien escrito. Y además me interesa la no-ficción, porque así aprendo sobre distintos temas interesantes.

—¿Qué estuviste leyendo en el último tiempo que te haya gustado?
—Leí Galimberti: de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA, la biografía de Rodolfo Galimberti, de Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, que es espectacular. Me encantó y además está buenísima porque aprendés un montón de historia argentina reciente. También estuve leyendo últimamente varios libros sobre ciencia. Para mí, viniendo del arte, la ciencia siempre fue un lenguaje ajeno, entonces ahora me estoy metiendo un poco más en el tema por la carrera de Nutrición. Me interesa aprender qué es la ciencia, cuál es su rol, cómo se articula con la sociedad. Leí Pensar con otros, de Guadalupe Nogués, una bióloga que explica cómo se construye el conocimiento científico y cómo combatir la posverdad. Todo eso es algo que me sirve mucho para lo que hago, además, porque muchas veces dentro del veganismo hay un discurso muy obtuso con el que cuesta dialogar. En ese libro se explica cómo funcionan esos tribalismos y por qué es importante salirnos de lo que dice nuestro grupo. Me pareció muy piola. Después leí Que la ciencia te acompañe: a luchar por tus derechos, de Agostina Mileo, que es la Barbie Científica en las redes. Habla sobre cómo se articulan los descubrimientos en la ciencia con el feminismo y me pareció hermoso. También leí mucho los libros de Soledad Barruti, Mal comidos y Mala leche, y a un divulgador español que se llama José Mulet, que está en la otra punta, pero me interesaba conocer su punto de vista y no solo lo que a priori para mí está bien.

Desde el inicio de la cuarentena, las redes sociales se llenaron de recetas. La vida es una sucesión de masas madre y todo el mundo parece estar viviendo su propio reality de cocina. Igual, Paz dice que no nota un aumento en la cantidad de consultas que recibe en sus redes, son las mismas de siempre, muchas. Tampoco se venden más La movida del vegano o Estrategias Samurai, el e-book con recetas de cocina práctica, fácil, barata y, por supuesto, vegana, que sacó hace poco. Pero sí cree que la pandemia obliga a pensar en cómo alimentarse.

“Es algo que nos tenemos que cuestionar. No puede ser que todo el tiempo haya nuevas enfermedades a causa del modo en que nos relacionamos con los animales. De ahí a decir que el Covid-19 es culpa de la persona que se comió un murciélago, me parece que falta un montón de análisis, pero sí creo que es algo que es necesario que nos cuestionemos. Nadie puede decir que está bien la forma en la que nos relacionamos con la naturaleza y el ambiente”, reflexiona.

—¿Es importante incorporar una visión ambiental y política a la alimentación?
—Es un tema del que no sé tanto. Es mi visión, y en la medida en que puedo, trato de compartirla, pero como no soy experta intento que eso no sea un elemento tan fuerte en lo que comunico, porque no me gusta repetir slogans. Sí creo que viviendo en una ciudad, y pudiendo alimentarte con otras cosas, no da matar a un animal. Tenemos que ser más conscientes de lo que consumimos, de cómo nos alimentamos, del nivel de basura que generamos. Hay cosas que me parecen inadmisibles y que es necesario cambiar.

El humor es un modo de hablar de cosas serias. Se ve en tu libro, como en la forma en la que manejás tus redes, que te alejás del estereotipo influencer. ¿Buscás despegarte de los mandatos sobre lo que hay que hacer para pertenecer?
—Sí, totalmente. Lo de los mandatos lo sufrí mucho en el mundo de la danza. Yo bailé casi diez años y no tengo amigos bailarines, por ejemplo. Tengo gente que si me la cruzo me encanta, la abrazo, pero ese no es mi grupo de pertenencia. En el teatro tampoco me sentía parte. Me parecen todos medio exagerados. Siempre me costó encajar en esos espacios. Entonces, de repente, poder ver esto que pasa con todo lo que se genera alrededor de Samurai como algo que me aporta valor, para mí es re gratificante. Porque fueron años y años de sentirme sapo de otro pozo.

ILUSTRACIÓN: PAULA MARIASCH
FOTO:  GENTILEZA NEGRO PIZZORNO