LITERATURA

FEDRO, UN POEMA DE VIRGINIA COSIN

Lo virtual es igual de real que lo analógico. La tecnología atraviesa los idilios del siglo XXI y el amor puede ser tan dramático como en el XIX. O más. Un texto hasta ahora inédito, que además de ser poesía y narrativa es una reflexión sobre las relaciones modificadas por la escritura, eso que queda grabado y duele, a veces con mayor intensidad que un recuerdo sin registro gráfico.

ILUSTRACIONES: JORGE FANTONI

Te adivino, desconocido
como una gitana
que lee las líneas de una mano
o como un viejo rey loco
al que sus hijas traicionan
y tantea, ciego, el viento
buscando una salida en medio de la tormenta

Nuestras conversaciones están registradas
como una marca
en la pantalla de cristal
son mucho más que cosas dichas
puedo encender el teléfono e ir para atrás
deslizarme con el dedo
hasta el día en que escribiste
te amo

Y yo: ya sé que es una broma
y vos: pienso en vos con amor

Volver a leer una conversación
que quedó fija
como un pájaro
o un tigre embalsamado
en la geografía distante del chat
es mucho peor
que recordar

Sócrates le propone a Fedro
que piense
acerca de la conveniencia
o la inconveniencia
que puede haber en lo escrito
y le cuenta la historia de Teut

El Dios
que inventa el álgebra
el ajedrez
el juego de dados
y, en fin, la escritura

Vos no encontraste la manera de cultivar la memoria
-le dice el Rey a Teut-
si no de despertar reminiscencias

Yo
que fui la reina del llanto
ahora no puedo llorar más
terminar con esto
dinamitar todo
que se acabe.

En el intento
podría perder un brazo
o una pierna

Si lo perdiera todo
sería posible
continuar esta conversación sin cuerpo

La noche que volvió
no esperaba que llamara
pero llamó y dijo:
paso a darte un beso
ya habíamos escrito
y hablado
en ese idioma cifrado
de los mensajes
de texto
y fotografías tomadas con la cámara
del celular
y de tiempo de espera
entre una misiva y otra

Como en el siglo XVIII
como en Las relaciones peligrosas
de Laclos
igual de peligrosas
pero con whatsapp
en lugar de sobres lacrados

Durante esos días del verano
que pasamos
en ciudades distintas
las palabras estaban a salvo
del cuerpo
y de los gestos

había que ponerles una cara
y no supimos
cómo

Decir que en la puerta de mi casa
“me tomó entre sus brazos”
sonaría como algo anacrónico
cursi, pasado de moda
pero eso es lo que hizo:
me tomó entre sus brazos
y se dedicó a besarme
como alguien cuya única
y verdadera vocación fuera
la de besar y abrazar

Hubiera podido quedarme
pegada a ese cuerpo
hasta que se hiciera de día

Cuando la corriente está fluyendo se produce
un campo magnético
pero cuando deja de fluir
desaparece el campo

Otro día escribió: vos y yo vamos a estar juntos
pero la corriente dejó de fluir
solo queda la reminiscencia
y cuando yo dije
un tiempo después
veamos juntos esa película
él respondió: calmate.

No me puedo calmar
una palabra escrita es una huella
y una huella es la presencia de algo que se ausenta

Cuando era chica esperaba a mi padre
sentada en la mesa de la cocina
durante horas
hasta que el teléfono sonaba y decía que no iba a poder venir
o tal vez
no llamaba

No me puedo calmar.
Estas conversaciones que mantenemos
ahora
con teléfonos y pantallas táctiles

¿Son menos reales o más reales
que la noche en que comimos
un pescado cerca del río
en un restaurante de manteles blancos
y leímos esa escena
vos los parlamentos de Hamlet
yo los de Ofelia
y todo nos hacía gracia
y las bromas y el vino y Shakespeare
nos electrificaban
y yo me inclinaba un poco sobre el mantel
y vos otro poco en dirección a mí
y nos besábamos?

Es real solo lo que está registrado en mi memoria
un recuerdo del que ya no tengo ninguna prueba

El viento que casi nos vuela
el frío en pleno verano
la luna gigante
como un tatuaje redondo y amarillo
en medio de la negrura
la orilla del río
a donde me llevaste solo para besarme
como si fuéramos dos amantes
en una escenografía
borrascosa

Como las cumbres de Emily
como los gritos desaforados de mi padre
cuando se ponía iracundo

Es una interpretación fácil
ya lo sé
mi padre
los hombres
esperar a mi padre
esperar a un hombre

Es que
¿dónde buscar la razón de lo que se anuda
y se desanuda
si no es en los restos perdidos
de la infancia?