Soy yo, E. Logian, con otra de mis cartas virtuales. 

Cuando la reina del Río de la Plata y Rusia, Natalia Oreiro, iba por el mundo a lo Bettie Page cantaba su hit Cambio dolor, que en mi caso es pantuflas —porque soy más pelado y menos dramático—, y la letra seguía con el deseo de la humanidad, «por libertad». Ahí estamos de acuerdo. Era otoño cuando les conté cómo podíamos aventurarnos al mundo exterior, ¿recuerdan? Si no, pueden verlo acá.  Ahora que nos abrieron la jaula, debemos enfrentar la aterradora presencialidad. ¡Qué lindo, qué miedo! 


Para seguir la propuesta del poeta Daniel Durand, y transformar el dolor en aventura, dejo una mini guía de supervivencia espiritual:

  • Un modo literario de mantener distancia social en bancos de plazas o patios de bares es acomodar, uno al lado del otro, seis tomos de la enciclopedia Británica, también sirven las obras completas de Borges, Cortázar o los primeros 50 libros de Aira. 
     
  • Primavera, polen y la sorpresa desagradable de estornudar dentro del barbijo. Un asco. Aunque ya vamos más a cara suelta por la calle, en interiores hay que seguir usándolo. Así que si las alergias son lo tuyo y fuiste al cine, por ejemplo, recordá llevar un tapabocas de repuesto. 


  • Recuerden, amiguites, hay que volver a esperar el bondi, que tarda siempre más de lo deseado. Gran momento para reincorporar un libro a la mochila o cartera.
     
  • Quienes vuelven a trabajos presenciales van a reencontrarse, además de con sus compas más copantes, también con los chismes, la música insoportable del que se sienta enfrente, los pedidos del jefe justo cuando están por salir. Solución: auriculares enormes, que incluso se pueden usar sin música. Quedan puestos toda la jornada y son el filtro perfecto para oír lo que convenga. 
     
  • El nuevo must: tener curitas siempre a mano para evitar ampollas de zapatos que no usaste en todo este tiempo.      


Espero que mis consejos te ayuden a transitar esta etapa, que se abre a una nueva normalidad que se parece alguito a la vieja, pero tiene un poco más de libertad y aventura. Sin dolor ni pantuflas. 


De paso, aprovecho a contarte, pero sin spoilear, que ya está en plena producción el nuevo número de DIGAN SUS ELOGIOS, que será nuestra séptima entrega. Mientras, te invito a elogiarnos en las redes y/o los comentarios de la web, pero también en forma de ayuda económica (chivo, chivo). Hay tres maneras:

–Un ROMANCE ocasional, un aporte único que podés repetir cada vez que quieras, de $200.

-Una RELACIÓN formal de suscripción, en la que aportás $100 al mes y a cambio recibís beneficios exclusivos, como el adelanto de cada número y otras cositas que iremos descubriendo.

-Un CAFECITO de $150 o todos los que quieras cada vez que quieras o en malón de a una vez. 

Para cerrar, una invitación de mafia positiva. Podes reenviar este correo a quien te parezca ¡Queremos ser cada vez más!

Con un estruendoso brindis de la bebida alcohólica o no alcohólica que más te guste, brindemos por vos, por mi y por nos.

Cariños,
E. Logian.