RESEÑA

LA MÁS CALLADA DE LA CLASE, DE SERGIO AGUIRRE: AL INFINITO Y MÁS ALLÁ

La sexta novela del celebrado autor argentino de literatura infantil y juvenil es muchas en una sola: un relato costumbrista sobre la vida en el campo años atrás, una historia sobre la inocencia y los lugares que castigan a quienes sienten diferentes, un manual para perder el miedo a crecer y, además, un relato de ciencia ficción sobre invasores extraterrestres. Una constelación que le permite, como siempre, llegar tanto a un público joven como a los llamados adultos.

POR: MARTÍN GAGLIANO

Su debut, La venganza de la vaca (1999), es un thriller de represalias repleto de humor tenso. Los vecinos mueren en las novelas (2000) es un relato de suspenso psicológico entre un hombre y su vecina, una anciana aparentemente dulce. En El misterio de Crantock (2004) hay algo extraño que pasa en un pueblo ¿tranquilo? El hormiguero (2009) cuenta cómo unas vacaciones en el campo se vuelven cada vez más raras, igual que la tía excéntrica que tiene una relación algo particular con la naturaleza. Y en La señora Pinkerton ha desaparecido (2018) vuelve al horror en la casa cercana, pero esta vez es la viejita la que siente una amenaza cuando llega a su vecindario una joven y hermosa ¿bruja?

En su nueva novela, La más callada de la clase (Editorial Norma, 2021), Sergio Aguirre mantiene su marca de estilo: además de una trama de misterio atrapante, con extraterrestres incluidos, trata temas más profundos. En este caso, el bullying, el valor de la amistad, la presión social y el romance. La historia sucede en un pueblo aislado en medio de la llanura pampeana, en la Argentina de finales de los años 60. A Tina —una chica respetuosa, obediente, solitaria y silenciosa— le cambia el mundo cuando conoce a su vecina Nancy que, con la rebeldía de sus 15 años, llega a revolucionar la aburrida calma del lugar.

A partir del momento en que se conocen, crece entre ambas, casi sin que se den cuenta, un vínculo inquebrantable de admiración, aprendizaje y amor que les permite surfear las miradas desaprobatorias y los actos de crueldad de grandes y chicos en un lugar que castiga con dureza a quienes sienten o piensan diferente. Las chicas pasan las tardes de verano en su guarida, un cuarto abandonado en el patio de una casa vecina, al que equipan con televisión, tocadiscos, lámparas de colores hechas con papel celofán y posters en las paredes. Leen sobre casos paranormales en la revista Mundo loco, inventan trampas para descubrir si las muñecas están poseídas o tratan de desenmascarar a los extraterrestres que, creen, viven camuflados entre la humanidad.

Esta novela es un viaje. El de Tina y Nancy entre la infancia y la adolescencia. El que da el salto entre un mundo y el otro. Y así como gran parte de la trama habla del espacio exterior, al mismo tiempo narra el crecimiento interior. Dos amigas cosmonautas que buscan su camino conjunto entre las estrellas. Aguirre, originalmente psicólogo, hace un uso inteligente de su formación para crear personajes con intensidad y variedad de matices.

Las protagonistas evolucionan en cada etapa de su vida, cambian de opinión o postura y todo sucede con naturalidad y realismo. Los otros personajes, también. Por ejemplo, Úrsula, archienemiga de Tina, hace bromas que van mutando su tono a medida que crecen. No es igual en la primaria que en la secundaria. La burla infantil le da paso a un tono más hiriente. También está plasmada con inteligencia la pérdida paulatina de la inocencia en las cartas que escribe Nancy a medida que se deja llevar por su propia narrativa conspiranoica. 

Incluso el pueblo, casi como otro personaje, se va transformando. Se intuye una atmósfera distinta en cada parte del relato, acorde a los cambios de la Argentina de principios de los años 70, temática y geografía que Aguirre trabaja con maestría, como en 1995, cuando ganó el primer premio del concurso “Memoria por los Derechos Humanos”. Y ahí está en ese lugar, entre esas personas, un gusto al fondo del paladar en la pregunta subyacente: ¿quiénes son realmente esos extraterrestres que quieren invadir y conquistar este mundito?

La estructura de capítulos cortos, que funcionan a veces como microrrelatos, da mucho dinamismo de lectura y ayuda a que de a poco se incremente el vértigo de la trama. Con cada plot twist (spoiler alert: hay varios) se disparan nuevas hipótesis sobre lo que en verdad está pasando en el pueblo y se llega a un punto de la historia en la que hay que apostar por alguna. ¿Existen las muñecas asesinas?, ¿hay una probable invasión extraterrestre?, ¿es posible un complot nazi?, ¿es todo una fantasía adolescente? La más callada de la clase es, además de todo esto, un homenaje a la ciencia ficción clásica, con charla empática para la persona adulta que lo lea antes, a la vez o después que el público juvenil al que está dirigido. No hagan caso a esta etiqueta de mercado. La buena literatura es para cualquier edad. Se respira en esta novela un aroma a aquellas historias fantásticas que se entregaban en fascículos coleccionables o se podían ver en funciones especiales de cine en continuado. Y, por último, como coronando el postre de cualquiera con nostalgia del siglo XX, revive con respeto la memoria de Fabio Zerpa, José de Zer y tantos otros que, con mayor o menor rigurosidad, intentaron demostrar que la humanidad no está sola en el cosmos.

La más callada de la clase, de Sergio Aguirre.
Editorial Norma, 2021.
272 páginas.
Se consigue solo en formato físico.

ILUSTRACIONES: MAIA DEBOWICZ


FOTO: GENTILEZA EDITORIAL NORMA