Hola persona que lee ¿Cómo te trata el invierno?  Por acá no lo tolero del todo bien, pero sobrevivo entre vino y música.

Ando bloqueada para leer ¿Alguna vez te pasó? Creo que desde el comienzo de la pandemia la rutina que uno se había armado quedó completamente descuajeringada, patas para arriba, como un cubo rubik que, si intentas armar una de las caras, se desarma la otra.

Desde hace meses que no logro matchear – enganchar – shippear con un libro. Arranco y me quedo. Me compro libros que acumulo en la biblioteca con la vaga promesa que los voy a leer yendo a trabajar, o durante una tarde del fin de semana o a la noche.

No es la primera vez que me pasa, por eso, en esta carta virtual les comparto atajos o herramientas que a mí me sirvieron para sortearla, aunque sea un rato.

Cuando me veo en esa meseta lectora lo que hago es leer libros que ya leí y que amé. Me gustaría poder leerlos por primera vez, otra vez, y sentir la misma adrenalina, tristeza o energía que cuando los agarré. Pero una vez transcurrido varios años, lo volves agarrar y una emoción se te reactiva.

Y así fue como volví a uno que leí hace más de 8 años que se llama La conjura de los necios de John Kennedy Toole. Una novela que te saca de los esquemas, te incomoda, te hace reír y absorbe completamente. Lo que me atrapó de la novela, no fue solo la trama y la crítica al capitalismo de los ’60, sino que antes de conocer de qué iba a tratar, me atrapó la historia del autor.

Resumidamente, Toole era un brillante estudiante que se recibió con honores. Escribió la novela en su juventud. Nunca la pudo publicar y se suicidó a los 31 años. Fue su madre quien encontró el manuscrito y lo presentó en distintas editoriales. Tras varios rechazos, no se dio por vencida y decidió contactar muchas veces (muchas) a Walker Percy para que la leyera. Finalmente, la novela fue editada ocho años después por una editorial universitaria y fue un éxito.

Otro género al que recurro cuando la meseta es agobiante, es leer poesía. Siempre en mi mesita de luz está el libro de Alejandra Pizarnik que reúne su obra. Lo que hago es cerrar mis ojos, elegir una página al azar y comenzar a leer. También tengo a mano un libro que reúne la poesía de Cristina Peri Rossi que se llama Detente, instante eres tan bello. Una autora emotiva, evocadora de momentos y del amor en todas sus formas. Y el libro de Rupi Kaur, una autora canadiense, que se llama El sol y sus flores.

Y si los otros dos tips me fracasan porque la meseta se vuelve extensa recurro a cuentos, relatos cortos, algo que me termine en menos de media hora y que pueda retomar en otro momento. Hace un tiempo, una amiga me regaló el libro de Samanta Schweblin, Pájaros en la boca y otros cuentos; y me funcionó para enganchar por unos minutos con la lectura.

Hasta ahora, estos tips no me fallaron. Espero que los ayude si están en la misma que yo. 

Un abrazo.

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Chin, chin.
E. Logian.