Nació en 1987 en la ciudad, pero a los pocos años se fue a vivir al campo, donde su papá se dedicó a criar ranas (comestibles), peces (de colores) y axolotes (nada que aclarar). Es periodista y politóloga en la teoría, y editora y correctora en la práctica. Intentó hacer terapia, pero no le salió. Ahora juega a escribir y le funciona mejor. 

¿Y SABEN LO QUE PASÓ?

Mi culito de rana. Así nos llamaba el profesor de música de la primaria cuando quería decirnos algo que podía ponernos tristes. Mi culito de rana, no vas a hacer de Bambi en la obra de fin de año. Mi culito de rana, hoy vas a tocar el triángulo. Mi culito de rana, vos mové la boca, pero no cantes. De esa manera, en medio de un canon, supe que desafinaba. 

LA ESPERA, UN RELATO DE PAMELA ALTIERI

Qué puede cuidar un bañero si ya no hay mar, cómo es ser la dupla de alguien que ya no está. Si Boris Vian fuera una chica argentina a la que le gustan Copi, la poesía y la literatura infantil y juvenil, tal vez podría ser similar a esta autora intrincada pero fácil de leer, extraña y profunda, graciosamente trágica.