Es Pato, Patito, Pat, Patienza y algunas pocas veces se la llama Patricia. Tiene un apellido con sonoridad gaucha y eso le gusta. Es productora, directora de gestión de un museo, docente, a veces artista y, otras, escritora. También quiere ser yogui y nadadora de aguas abiertas.

Hoy ya no come nada que tenga ojitos y tal vez sea por eso que no puede parar de escribir sobre el tema. Pertenece a la vieja guardia del taller de narrativa Las Herramientas y ama el terror. Dice que, cómo todavía le quedan tantas cosas para conocer y hacer, si no le alcanzan los años va a tener que pedir algunos prestados. 

CAMPOS VERDES, UN RELATO DE PATO MOREIRA

Pollo al horno, de granja, dorado, crujiente. No es un manjar, sino un crimen en el plato si se mira el mundo con ojo animal. Con humor cáustico, y a pura acción, presentamos con este cuento —interactivo como La historia sin fin, que interpela a quien lee, ¿hasta dónde te vas a involucrar?— a una autora de corazón tan sensible como tenebroso, que construye historias de pulso oscuro, sostenidas por toda su luminosidad.