RESEÑA

TRANSRADIO, DE MARU LEONHARD: HISTORIA DE FANTASMAS SIN FANTASMAS

No es casual que su primera novela esté repleta de escenas casi cinematográficas. La autora estudió Diseño de Imagen y Sonido y trabaja como editora audiovisual. Tampoco es fortuita la fuerza de sus diálogos, porque es guionista. ¿Qué hizo de este debut literario una de las novedades más interesantes de 2020?

POR: MARÍA MIRANDA

Volver al pasado, a veces puede ser el único punto de fuga para curar un dolor. Pero si no sucede, si la tristeza no logra escaparse, el presente se convierte en una amenaza. En Transradio (CÍA. Naviera Ilimitada, 2020), su primera novela, Maru Leonhard narra, de forma simple y visceral, cómo es atravesar un duelo que parece no tener fin. 

Isabel, joven, recién casada, carga una pena inmensa que no la deja disfrutar de su vida en Buenos Aires. Ya no la siente propia. Necesita irse. Entonces convence a Martín, su pareja, para que la acompañe a su casa de la infancia en Transradio, un pueblo árido y olvidado a un poco más de dos horas de la ciudad. Ese lugar que habitó durante los primeros años de su vida, hasta que hubo una inundación.

La vivienda, maltrecha y abandonada, se convirtió en el mito embrujado y el objeto de historias tenebrosas del pueblo. La gente recibe a Isabel con recelo. Pero ella confía desesperadamente en que ahí va a poder estar bien. Hace de aquella casa un refugio. Martín la acompaña hasta donde puede, finalmente la deja sola, y la protagonista no pone peros. Se queda. Comienza a vivir acompañada de sus recuerdos. 

Volver a la casa de la infancia es el remedio que Isabel necesita que funcione para huir de una pena que le agrieta el cuerpo. Pero el dolor no se va. El duelo parece no tener fin. Como en una espiral, cada vez más lejos del mundo y de sí misma, ella deambula entre los vecinos del pueblo, que la traen a la actualidad, y su casa casi gótica, que la ancla a lo que ya no es.

Una mujer con un hijo con síndrome de down, un viejo con una montaña de carbón, una anciana con demencia y depresión, una amiga de la infancia, un niño que vive al lado. Cada una de estas microhistorias tienen vuelo propio y a la vez retroalimentan la de Isabel, que poco a poco encuentra en esas personas respuestas a preguntas que carga desde su infancia y un espacio de desahogo para la pena que la inunda y ellos desconocen.

“Los ladrillos de vidrio del ventiluz estaban cubiertos por una capa de polvo reseco. Me subí al borde de la bañera, les pasé un trapo mojado y el agua borrosa bajó por los azulejos amarillos, la luz del sol atravesó el vidrio, de pronto el baño se volvió naranja y mamá canta, conmigo en brazos, envuelta en una toalla rosa”, recuerda Isabel en la primera página. 


Los flashbacks de su infancia en Transradio la sacuden a lo largo de la trama. “Todavía estaba blanca y con los labios descoloridos, un poco resecos. La vi a mamá. Se pasaba el dedo dibujando el contorno de sus ojeras liláceas. La imité. Se soltó el rodete y movió los rulos, desordenándolos para que quedaran ordenados. Cerró los ojos con fuerza y volvió a abrirlos, me sacó la lengua. Yo sonreí, ella también”. 


Desde el inicio de la novela, está presente el vínculo con su madre muerta, y es algo que se mantiene a lo largo de la trama. La protagonista dialoga con el recuerdo de lo que cree que vivió y lo que pasó realmente. Se confunde, y a medida que todo se le desordena, busca con más desesperación respuestas.

Maru Leonhard construye el suspenso desde el principio y tensa la trama, por momentos asfixiante, con simpleza para contar, sin vueltas, la historia desgarradora de Isabel, una joven que huye de su presente volviendo al pasado. Hay un hecho traumático que la protagonista intenta reconstruir, junto a otros fragmentos de su pasado que se repiten constantemente. Los recuerdos se mezclan con los sueños, y los sueños se intercalan con lo que imagina ver en la casa y con lo que cree que vivió. De esta forma, el relato se va enrareciendo y la autora acomoda estas piezas como si armara un rompecabezas. Transradio es una novela corta, de solo 137 páginas, que por debajo de su historia simple y cotidiana, pero movilizante, construye un relato sobre la memoria y lo que se distorsiona para sobrevivir. No tiene nada sobrenatural, pero Maru Leonhard aprovecha estas herramientas para mostrar cómo la realidad puede asustar cuando el dolor no encuentra un punto de fuga.

Transradio (CÍA. Naviera Ilimitada, 2020), de Maru Leonhard. Se consigue en físico y en digital.


ILUSTRACIONES: LUCI ARLEQUIN