Soy yo, E. Logian y esta no es otra de mis cartas virtuales.

Como les había contado en enero, con mi mafia decidimos renovar votos para este 2022 con una batería de cambios para que Digan sus Elogios crezca aún más. Por eso, llegó el momento de pasar el mando de mis cartas mensuales a los integrantes del consejo editorial. Cada mes, se van a encontrar en sus casillas con un correo escrito por uno de los miembros de mi mafia positiva con recomendaciones literarias, datos curiosos, llamativos o conexiones entre autores y obras que desconocían.

Yo tomaré un descanso y les escribiré para presentar cada nuevo número de DSE, pero en el mientras tanto siempre me pueden escribir si me extrañan.

Este mes es el turno de María Miranda, parte del consejo editorial y jefa de redacción. ¡Ah! Y de bonustrack les comparto la playlist que creó el DJ Negro Sosa para acompañar la lectura.

Hola persona que lee, E. Logian ya me presentó unas oraciones más arriba, así que me ahorró ese paso. ¿Cómo estás? ¿Cómo arrancaste el año?

Mi arranque estuvo bien, fue con un vasito de vermú en la mano brindando con amigos y amigas, riendo hasta que me dolieron los cachetes. Semanas después me enteré que era Covid positivo y me tuve que aislar. Una semana aislada con mi gato. Al principio, mirar series como si no hubiera mañana, fue un buen plan, pero me aburrí rápido.

Quería leer, pero no tenía nada nuevo para empezar, entonces, como opción C me puse a ordenar mi biblioteca, a limpiarla un poco y me topé con Rayuela de Julio Cortázar. Había olvidado que estaba ahí. Es una edición de 2010, de Alfaguara. Las páginas estaban bastante amarillas. La última vez que lo leí fue hace ocho años. ¿Alguna vez la leyeron?

En particular, Cortázar es uno de mis autores de consulta. Ojeando la novela recordé lo que leí hace ya un tiempo en un libro que recopila las clases de literatura que dio en California en Estados Unidos. Según contó, la historia de Rayuela la comenzó a construir desde la mitad, a partir de un fragmento suelto que tenía guardado, y que junto a otros que había escrito aleatoriamente, de pronto cobraron un sentido.

Pero eso no es lo único interesante, sino cómo la ensambló. Fue a la casa de un amigo que tenía un espacio bastante grande y colocó cada capítulo ya terminado en el suelo, formando varias filas, y comenzó a caminar en medio, dejándose llevar por lo que más tarde definió como “líneas de fuerza”. De ese modo los comenzó a enlazar. Y funcionó.

Solo tuvo que modificar tres capítulos, que no terminaban de tener la coherencia que buscaba en la historia, pero nada más. Todo un logro teniendo en cuenta que Rayuela tiene 155 capítulos. El azar y un juego fueron la combinación con la que ordenó su novela desordenada.

Lo que me gusta de este autor, como me gusta de casi todos, es la facilidad con la que no siguen una estructura determinada. Rayuela, más allá de la historia que puede gustar o no al que lee, tiene como plus que podes leerla como quieras, en el orden que tengas ganas.

Esa invitación que te hace Cortázar a no perder la diversión a la hora de escribir o de crear, me parece un guiño interesante. Lo intento cuando me toca escribir, porque convengamos que ya es bastante difícil hacerlo.

¿Y ustedes cómo llegan a escribir cuando les toca hacerlo?

Fue lindo saludarlo.
Besos,
María.

Mientras terminamos de armar la nueva DSE, la revista número 8, que sale en marzo, les recordamos que todo lo que hacemos con la mafia positiva se sostiene gracias al apoyo que puedan darnos. Si quieren colaborar, estas son las vías:

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Chin, chin.
E. Logian.